En Veinte apuntes sobre el Ciberleviathan queda muy claro dos cosas: que Internet y la interconexión representa un avance en la forma de comunicarse de los seres humanos; y que el mundo virtual no sustituirá al mundo real, o las formas tradicionales de relacionarse. Se trata de mundos complementarios.
El texto de Jean-François Fogel señala que Internet y el mundo real tienen cada uno sus propias ventajas y defectos, con las cuales se alimentan entre sí. Cada uno toma lo mejor del otro. En el caso en particular del ejercicio del periodismo considero que la relación entre el ciberespacio y la realidad puede convertirse en algunos casos en un arma de doble filo; y que la clave para que esta convergencia aporte a la actividad reporteril y no reste, es establecer límites entre los dos mundo.
Internet puede representar la más inmensa de las bibliotecas de investigación para un periodista. En la actualidad los datos que no estén en Internet, su existencia comienza a ponerse en duda. Pero por el otro lado, tal y como dice el texto: “En lugar de acelerar la circulación de los datos públicos dentro una comunidad, Internet puede hundirlos en un océano de informaciones”.
El ciberespacio y el mundo real tienen cada uno su lugar y pertinencia, uno no sustituye al otro, sino que se complementan. Pienso que Internet le da la oportunidad a los seres humanos de convertirse, en además de receptor, en creador de contenido. Pero el sustento de esa información y su razón de ser tienen sentido en el mundo real. Hay que sacarla del ciberespacio para que tenga eco y repercusiones.